Si nos diéramos cuenta que
todos somos iguales,
que no importa cual sea nuestra edad,
nuestro sexo, ni nuestra religión.
Si comprendiéramos
que no nos diferencia el dinero,
ni nuestro trabajo,
que lo que nos hace diferentes,
son nuestros actos,
Si entendiéramos que lo importante,
no es el color de nuestra piel,
sino el color de nuestros sentimientos.
Si nos dieramos cuenta
de todo lo que nos une
y no lo que nos separa,
si triunfase la ternura
y nos diéramos más abrazos,
los problemas del mundo,
se resolverían al instante
y cada día sería Navidad.
Fernando García
26/12/2021
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