Yo también estuve atrapada en una relación. No era feliz, y tenía todos los componentes para ser tóxica o difícil. Aún conociéndolos conscientemente, era incapaz de salir de ella. Pensaba que tenía pánico de sentir el vacío de no tener a esa persona en mi día a día, de encontrarme conmigo misma. O que tenía miedo al abandono. Lo que la mayoría de las personas desconocen es que no nos hacemos adictos a las personas, sino a las sensaciones que se producen en nuestro cuerpo cuando estamos con ellas. A la química.
El cuerpo necesita recursos, anclajes, hormonas de seguridad, felicidad…y si nos los pudo crear en la infancia, porque los vínculos no fueron seguros, los creará.
En las relaciones tóxicas o codependientes, se genera un exceso de hormonas como la dopamina o el cortisol. En ese momento de la reconciliación, en el que obtengo 5 minutos de placer después de 15 días de drama, malestar, incertidumbre, miedo, inseguridad, alerta (cortisol) y toxicidad, obtengo un chute de intensidad (dopamina) que confundo con felicidad y sentirme viva. El “chute” es un momento oceánico e intenso ¿puedes identificarlo? seguro que sabes de lo que hablo.
El exceso de dopamina facilita la conexión entre las neuronas, las sinapsis, y estas se vuelven dopaminérgicas, tan hiperactivas que terminan muriendo. Como el cerebro es conservador, para no morir, las propias neuronas regulan esta estimulación, disminuyendo su respuesta, de manera que para poder tener el mismo nivel de estimulación, necesito más dosis de eso que la crea y finalmente me termino enganchando: me termino dopando. La sopamina genera muchísima dependencia.
Así es como mi cuerpo registra que intensidad=felicidad, pero no es real. La serotonina es la hormona de la felicidad y tiene un efecto distinto sobre las neuronas, (es inhibidor) que es regulador y se traduce en la sensación de estar bien conmigo misma, en mí para mí. No genera dependencia y tranquiliza las neuronas. Hay más claridad mental porque hay más espacio para las neuronas.
El exceso de dopamina dificulta la segregación de serotonina y la sensación de bienestar, de sentirme completa en mi.
En el apego seguro hay un equilibrio adecuado entre dopamina y serotonina. Si tu cuerpo no pudo registrar la química de un apego seguro, se habrá adaptado por supervivencia a manejarse en un entorno de alerta y supervivencia y las situaciones de ansiedad y confusión que se crean en las relaciones tóxicas y codependientes estimulan la producción en tu cerebro de estas sustancias que alimentan más aún tu inseguridad, falta de autoestima y confusión que además desconectan la función cognitiva y otros lugares de tu cerebro que te ayudan a regularte y poder tomar decisiones y accionar.
Por eso, cuando una sale de una relación tóxica de intensidad emocional, corporal y orgánica y comienza una nueva relación con otras referencias, “sanas”, tiene la sensación de que se aburre, que no hay emoción, que “no es la persona” y es también un shock y creen que no van a volver a sentir aquella “vitalidad” (=intensidad): No se echa en falta a la persona sino las situaciones que crearon la intensidad. Fíjate cuántas veces, tu inconsciente ha creado situaciones para generar drama y obtener su chute.
Durante mucho tiempo me sentí muy culpable y avergonzada conmigo misma por no haber sido capaz de sacarme de ahí y permitir situaciones que permití. Por haber permitido que la relación durara tanto tiempo.
¿Cómo era posible que fuera tan competente en algunos ámbitos de mi vida y en este me comportara como una niña?.
Pues porque esos aspectos de mi no habían crecido y seguían anclados en la primera infancia.
Mucho trabajo personal, corporal y estudio del trauma después me ayudaron a comprender que no habría podido y que necesitó un proceso, psíquico, corporal y orgánico, porque fuerzas mucho más grandes estaban dirigiendo la función. Como bióloga, el estudio de la biología del trauma me trajo muchísima comprensión, paz y autocompasión.
Hoy, he podido crear otros registros, referencias de seguridad en mi psique y en mi cuerpo y ayudo a otras personas a que puedan crearlos también para ellas, transmitiéndoles que no son culpables de nada, que no son débiles, incompetentes, flojos o incapaces, sino que hay causas muy profundas que se les escapan y que tienen que ver con trauma del desarrollo, y que hay herramientas y hay salida.
Fuente : Mujer Alquimia - Lorena Cuendias
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