sábado, 22 de julio de 2017

LA LEYENDA DE SHIVA Y SHAKTI.




La historia de Shiva y Shakti es una historia de amor.

Es la historia de la búsqueda del ser amado dentro de nuestro propio ser.

El reencuentro con nuestra totalidad a partir de la unión de los opuestos.







En la tradición hindú, Shakti representa el principio femenino, está simbolizada por la serpiente kundalini que se halla enroscada en la base de la columna vertebral, en el hueso sacro, donde está ubicado el primer chakra, y Shiva, el principio masculino, situado en la parte alta de la columna vertebral, aproximadamente en el séptimo chakra.





Shiva y Shakti representan las extremidades del eje vertical del ser humano, el Mago y la Emperatriz del tarot, la intuición y la sensación que unidas, provocan la iluminación. Son las dos caras de una misma moneda, así como el Ying y el Yang. Shiva es perceptividad y consciencia. Shakti es creación y cambio.
En un nivel supremo, ambos existen en una unión inseparable.

La historia cuenta que Shakti permanece dormida. Cuando despierta comienza su viaje ascendiendo hacia los centros de energía superiores (chackras) transformándose en una hermosa Diosa.

Al llegar al séptimo chakra en la coronilla, se encuentra por fin con su amado Shiva (nuestra consciencia espiritual) que yace dormido sobre la flor de loto de mil pétalos.

Entonces empieza a danzar para él, y el amor que emana de su danza lo despierta. Él se une a ella en esa danza y los dos, danzando y amándose, se funden en un solo ser, el andrógino, mitad masculino, mitad femenino realizando así la Boda Mística, donde los opuestos se unen para volver nuevamente a la unidad, o sea, divinidad y humanidad, cuerpo y espíritu danzando unidos en un solo ser.

Cuando Shakti despierta a Shiva, es decir cuando la Kundalini llega al aspecto más elevado, se llegan a nuevos planos de entendimiento. Allí, en el centro más elevado, Shiva y Shakti hacen el amor y a partir de esa unión se crea toda la energía y toda la conciencia imperturbable, transformándose en una luz pura y como una espiral de energía, atraviesan el portal de Brahma, el séptimo chakra en la coronilla, desapareciendo en el infinito y volviendo hacia la fuente. No existe unión más poderosa como esa.

A veces de manera espontánea o incluso a través de un accidente, la energía kundalini se despierta en seres más evolucionados. No obstante, existen diversas técnicas para su activación que van desde posturas y ejercicios respiratorios, hasta prácticas de magia sexual, reteniendo el orgasmo y transformándolo en combustible energético para la iluminación espiritual.

Cuando despertamos nuestra serpiente, despertamos la propia energía femenina del espíritu, física y sexual, que es la base de toda la creación en el mundo material, e incluso de la propia experiencia espiritual.

Ese despertar, como en los cuentos de hadas transforma esa terrible serpiente en una bella diosa, Shakti Kundalini, que asciende por la médula espinal, despertando y desposando a las divinidades que existen en cada chakra. Esos dioses activos significan el buen funcionamiento de los chakras, desbloqueados y armonizados por la propia energía Kundalini.

El gran fundamento de este cuento afirma que solo a través de la experiencia llegaremos a nuestra esencia. Solo a través de Shakti llegaremos a Shiva
La energía vital que corre por el interior de la médula espinal, es el detonante fundamental tanto para desbloquear como para equilibrar los chakras horizontales, así como también para encender la llama de la corona espiritual.

Podemos ver entonces que se trata de un proceso: el despertar de la Kundalini y su viaje a través de los chakras, uno por uno para llegar a su destino. No se pueden saltar etapas ni chakras. Se ha de experimentar cada peldaño de la escalera de consciencia que es la columna vertebral. Comenzamos por la base con el despertar de la energía vital, tomando consciencia del cuerpo y de sus sensaciones. A continuación abrirá el camino para el equilibrio entre lo emocional y lo racional. A partir de ahí abrirá las puertas del corazón y de la consciencia hasta unirse, al fin, a su esencia.

Fuente: Ayurveda del Tibet

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